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miércoles, 30 de abril de 2008

ÁRBOLES Y PÁJAROS

(Foto: J.Lado)
Le digo a mi amigo Evelio: los árboles y los pájaros son los seres de esta Tierra que más se resisten a la derrota, que mantienen su propósito, que luchan por sostener su conciencia y su libertad. En ellos se manifiesta hoy la determinación inflexible de la vida y la conciencia, el intento de sobrevivir y no dejarse absorber por el desvarío de la mente humana, por la presión depredadora del hombre y el mundo tecnificado y artificial que ha extendido su contaminación energética por todos los rincones del planeta. Los árboles sobreviven afincándose a la tierra, brotando incluso entre rocas y peñascos, extendiendo sus brazos hacia lo alto, buscando la luz. Los pájaros sobrevuelan y extienden sus alas por el aire infinito. Las plantas silvestres, los árboles y los pájaros son por eso los mejores vehículos que el hombre tiene para conectarse con el espíritu y la conciencia de la Tierra y, a través de ella, con la conciencia y el espíritu del Universo.
No puedo imaginarme un mundo sin pájaros ni árboles, que son los seres de esta Tierra con los que me mejor me entiendo. Por eso necesito cada poco ir a tumbarme bajo las ramas de una encina, un fresno, un roble, un abedul, un álamo, un chopo, un castaño, un aliso, una higuera. Sobre sus ramas siempre acaba posándose algún pájaro, algún ave solitaria, un verdecillo, o un mirlo, una urraca, un tordo, un mochuelo. En esta época me gusta oír el chiar de los vencejos y observar su vuelo incansable, a veces tan alto que apenas se distinguen entre las nubes.
El hombre ha roto su relación con todos los seres vivos de este mundo, no tiene ya aliados, aislado en su propio caparazón opaco, en el mundo virtual y autorreferencial en que se ha encerrado. Pero aún nos queda la posibilidad de penetrar en esa franja de conciencia en que habitan los árboles y los pájaros, esa banda de emanaciones en la que vibra y se sostiene el misterio de ser. Sólo a través de ellos podemos conectar con la fuente, alcanzar ese ver y sentir cuyo resplandor verde claro desprenden las hojas, las alas, los ojos, los hilos del viento y el canto de los pájaros.

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