MIS LIBROS (Para adquirir cualquiera de mis libros escribir a huellasjudias@gmail.com)

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miércoles, 18 de noviembre de 2009

EL SER QUE SOMOS

(Foto: S. Trancón)
Eres como eres porque te dices a ti mismo que eres así, le explica don Juan a Carlos Castaneda.
La idea que nos hacemos de nosotros mismos, lo que nos decimos que somos, ese diálogo interno ininterrumpido, determina el ser que somos.
Ese repetitivo y obsesivo decirnos quién somos y cómo somos, acaba convenciéndonos de que somos lo que creemos ser, lo que nos han dicho que somos, lo que hemos aceptado que somos.
Pero somos algo más, y algo distinto.
Ese ser mental es, podríamos decir, la mitad de lo que somos.
Hay algo más.
Además de lo que veo, hay algo que no veo.
Además de mi cuerpo y mi yo, hay esa otra parte de mí de la que apenas puedo hablar, pero que no cabe ni en mi yo ni mi cuerpo físico.
¿Qué es?
No puedo describirlo, no puedo definirlo, no puedo meterlo en la isla del yo, del lenguaje, del pensamiento.
Sólo puedo sentirlo.
Puedo sentir vagamente que estoy conectado con el infinito, aunque no sepa qué significa eso.
Puedo sentir sutilmente que una parte de mí se da cuenta de que hay algo ahí, afuera, o rodeándome, que es real, absolutamente real, aunque no pueda saber ni decir qué es ni cómo es.


Tengo otro yo, otro ser, soy otro ser, además del ser al que llamo yo.
Tengo otro cuerpo, soy otro cuerpo, además de éste que palpo, de carne y hueso.

Al morir nos encontraremos con ese otro yo, ese otro ser, ese otro cuerpo, al que nunca hicimos caso, al que dimos de lado, en el que no creímos porque no lo veíamos.
Es muy posible, no lo puedo asegurar, claro. Ni yo ni nadie.
Pero, puestos a dudar, mejor contar con esa posibilidad, que no quedarme encerrado en este yo rutinario, en este ser que se limita a ser lo que cree ser.
Sí, ese otro ser que también soy, el que se da cuenta, el que siente, al que asusta - aunque le atrae- la eternidad y la infinitud del infinito, eso que está más allá, pero también muy cerca, en mí, aquí, ahí, ahora, envolviéndolo y traspasándolo todo.
Ese ser también soy yo, y puedo contar con él, puedo dejarme arrastrar por las cosas de ese otro lado, atisbar lo insondable y traer de ahí un verso, una imagen, una idea, un sentimiento, un anhelo de perfección y cambio.

¿Ser o no ser? No, ser y ser. No un dilema, una disyuntiva, sino una suma, un más, un yo y algo más, mucho más, y mucho más interesante.
Somos más de lo que somos.
Podemos ser mucho más de lo que nos decimos que somos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estaba decidida a escribir un comentario pero desde...y traer de ahí un verso,una imagen una idea,un sentimiento...Solo me han quedado ganas de volverlo y saborear tus palabras.EMI

amanece en madrid dijo...

Feliz debe estar el que se medio conoce. Feliz y agradecido a sí mismo y al mundo, porque le hacen ver su medio yo. Hay quienes por mucho que lo intentan, que quieren aprender a mirarse por dentro, no entienden ese tipo de enseñanza. Les puede resultar fácil la Literatura, pero la asignatura de "conocimiento de sí mismo en el medio" no es fácil.

Hace poco le dije a alguien, que Sócrates, pobre, no sabía nada de nada, pero siguió su carrera, yo no paré de repetir el mismo curso por esa dichosa asignatura.

Amanece en Madrid